EL MILAGRO
La lectura del Evangelio de Marcos nos da mayores datos sobre este suceso. Así podemos ubicarlo en Capernaum, un día de reposo (sábado) y después de la realización del culto en la sinagoga. Jesús llegó hasta la casa de Pedro junto a Pedro, Andrés, Juan y Jacobo.
Jesús no tenía casa propia; por esa razón cuando estaba en Capernaum o en sus alrededores, se alojaba en la casa de Pedro. Pedro estaba casado, y algunos historiadores dan por cierto que más tarde su esposa fue una gran ayuda para él en la predicación del mensaje de Salvación. Según Clemente de Alejandría, la mujer de Pedro habría sido martirizada junto al apóstol; dice Clemente textualmente: "Viendo como su esposa era llevada hasta la muerte. se regocijó por el llamado a dar testimonio de esta manera que ella había recibido, y le habló estimulándola y dándole coraje, llamándola por su nombre y diciéndole: Acuérdate del Señor..." (La cita es de W. Barclay).
En Palestina habían tres clases de fiebres muy comunes: la de "Malta" que debilitaba al enfermo y después de años de sufrimiento podía acabar con la muerte; una muy similar a la que hoy conocemos como "fiebre tifoidea"; y la "malaria" que era la más común... Capernaum por su cercanía al mar de Galilea era zona apta para el desarrollo del mosquito que contagia la malaria. Esta hacía sentir muy mal al enfermo y es probable que fuera la que padecía la suegra de Pedro.
Jesús llega de la sinagoga tal vez cansado... Las secuencias de los distintos evangelios nos lo muestran haciendo milagros abundantes ese día. El seguramente quería descansar... Pero se encontró una vez más con la enfermedad. Esta situación le conmovía y entristecía porque El sabía que todo este dolor era a causa del pecado de la humanidad.
El pasaje nos dice que Jesús tocó su mano y la fiebre le dejó... Una vez más el Señor actúa con sencillez, con prontitud y con ternura. No había allí multitudes que le vieran ni necesitaba El de ciertos gestos especiales. No se nos dice tampoco que Jesús haya pedido este milagro al Padre, pero un estudio del obrar del Señor en estos casos nos permite asegurar, conociendo además su íntima y plena relación con el Padre, que su gesto sanador estaba de acuerdo con lo que el Padre quería. Podríamos pensar sin equivocarnos que al ver a la suegra de Pedro enferma, su corazón conmovido inmediatamente interpretó en el amor la Voluntad del Padre... Y así obró Jesús.
Respecto a la mujer debemos notar que ella tomó el milagro como algo esperado del Señor. Ningún evangelio cuenta que ella se haya sorprendido o haya actuado luego de alguna manera llamativa... Sabía muy bien que Jesús podía sanarla si El quería, y conocía profundamente el amor del Señor. No es errado pensar que ella al sentir llegar a Jesús con sus discípulos haya pensado para sí: "Tal vez el Maestro me sane..." si la fiebre acaso le dejaba pensar y percibir lo que ocurría a su alrededor. Y el Maestro le sanó.
Inmediatamente ella sirvió a Jesús y a los discípulos ejerciendo la digna función de la mujer ama de casa al recibir a sus hijos e invitados. No perdió tiempo: Fue sanada e inmediatamente se puso a servir...
El pasaje nos cuenta luego que Jesús recibió en casa de Pedro a muchos enfermos y sanó a muchos... A pesar del cansancio del día Jesús no dejaba de obrar. Seguramente la suegra de Pedro estuvo a su lado ayudándole, sirviéndole, para que otros fueran sanados como ella había sido sanada. No guardó para sí la bendición: la compartió con otros.
LA ENSEÑANZA
De Jesús aprendemos que no hay un estilo para obrar con amor. El sanó a algunos antes de llegar a la casa de Pedro, mientras iba por el camino desde la sinagoga; El sanó a la suegra del apóstol en la más plena intimidad y luego sanó a muchos delante de una multitud...
El nos muestra que siempre es tiempo oportuno para compartir el amor de Dios. Los judíos necesitaban señales; El las hizo... Pero no lo hizo convocando a reuniones especiales ni haciendo propaganda u ostentación de sus hechos. Para Jesús lo más importante era la relación personal con el enfermo y que el enfermo sintiera su amor más allá del hecho sanador.
También aprendemos del Maestro el obrar sin descanso... Podía haber dicho a la multitud que llegó a la casa de Pedro que volvieran al otro día. Pero ellos le necesitaban en ese momento. La urgencia en el obrar es a veces una demostración más de nuestro amor.
De la suegra de Pedro aprendemos dos cosas importantes que ya hemos destacado: Ella sabía que Jesús podía sanarla; por eso no se sorprendió. A veces los creyentes nos sorprendemos "demasiado" por lo que el Señor hace... Y ésto tal vez sea porque no estamos esperando grandes cosas de El. En segundo lugar ella al ser sanada se puso a servir. Esto es lo que espera el Señor de nosotros. Si El obra de una manera especial en nosotros, seguramente esperará de nosotros un servicio mejor y más comprometido.
Aplicación:
Tal vez lo más importante de esta lección sea comprender que todo lo que el Señor hace por nosotros lo hace para que le sirvamos más y mejor. De nada valen sus bendiciones si vamos a mezquinar nuestro servicio a El.
Cuestionario de repaso:
¿Qué podemos decir de la enfermedad de la suegra de Pedro?
¿Cómo actuó el Señor en esta oportunidad?
¿Qué aprendemos de la actitud de la mujer luego de ser sanada?
Versículo para aprender de memoria:
"Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó,
y les servía."
S. Mateo 8: 15
